jueves, 9 de abril de 2009

La crisis, los salarios y los empleos

(Opinión, por Mario Alderete, responsable sindical del PCA)

En tanto los coletazos de la crisis sistémica que sacude al capitalismo global empiezan a golpear a la economía de los países periféricos, invariablemente aparecen las voces de las grandes cámaras patronales, sus corifeos mediáticos y los garúes ortodoxos “calificadores de riesgos” tronando desesperadamente ante la posibilidad de que se vean afectadas sus elevadas tasas de ganancias.

Los campeones de la “libre empresa” tributarios del “Dios mercado” apelan al Estado exigiendo subsidios, desgravaciones, “ayuda” para pagar sueldos, etcétera. Pero además, comienzan los despidos, suspensiones, reducciones de sueldos, supresión de horas extras, vacaciones impuestas “de facto”, jubilaciones de oficio y retiros voluntarios.

Es claro que cuentan con la connivencia de las cúpulas del sindicalismo gerencial, tal como denuncian nuestros compañeros en estas mismas páginas y también contribuye la posición tibia y contradictoria del gobierno que teme tocar las sacrosantas pertenencias de los grupos más concentrados, los cuales se beneficiaron hasta el hartazgo con el modelo neoliberal cuya matriz perdura hasta la actualidad pese a los discursos.

El objetivo es claro: que la crisis la paguen los sectores más vulnerables y para ello, antes que nada, hay que disciplinar por el temor a los trabajadores: nada de aumentos, nada de luchas, ahora hay que defender el empleo y bancarse callado todo lo que venga.

Pero, por si acaso persista la “rebeldía”, seguramente contarán con la contribución de las “fuerzas de seguridad” como actualmente ocurre en San Nicolás donde la planta de Siderca ha sido ocupada por la “Bonaerense” según lo dispuso el gobernador Scioli.

Lo concreto -y cada vez resulta más evidente- que la única manera de enfrentar con posibilidades de éxito la actual coyuntura es favoreciendo el consumo, no sólo de las capas medias, que hay que hacerlo, sino de las amplias masas promoviendo el desarrollo del mercado interno mediante el aumento de sueldos, la movilidad de las jubilaciones, el salario universal por hijo, la obra pública, la capacitación laboral, la apertura de nuevas fuentes de ocupación, el estímulo y el crédito a las pymes y la más rápida integración regional materializando los grandes proyectos energéticos, de transporte, de intercambio comercial y financiero.

Hay que nacionalizar el acero y recuperar todas las reservas naturales y energéticas entregadas. El modelo de Tercera Vía hace aguas y la crisis capitalista se profundiza. No sólo es válida la instalación del debate poscapitalista sino que se debe avanzar en la unidad para la conformación del sujeto que, mediante el ejercicio del poder popular, sea capaz de echar las bases para el tránsito hacia la revolución socialista de liberación nacional.

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